Las medidas anti shock energético, un mes después

 Por Antonio F. Rodríguez


Buen artículo de Nada es Gratis en el que analizan las medidas anti-shock energético en España, después de un mes en vigor. Entre las medidas (por valor de 16.000 M€), se incluye la rebaja de combustibles (gobierno 0,15€/litro + petroleras 0,05€/litro ). Algunas conclusiones del artículo (junto a algunas ideas mías):

  • Era necesario tomar medidas urgentes: a muy corto plazo, la demanda energética es inelástica, y un shock en precios como el que hemos vivido podría conducir a consecuencias económicas graves.
  • Apenas ha servido para reducir la inflación: ha pasado de 9,8% en marzo a 8,4% en abril.
  • Es importante transmitir que las rebajas impositivas son temporales: hay que ajustar el consumo energético cuanto antes.
  • De aquellos polvos, estos lodos: estamos sufriendo las consecuencias de nuestra dependencia energética (especialmente gasística). Ojo, y no solo por la dependencia de Rusia, sino por la excesiva dependencia exterior, en términos generales (que a su vez se traduce en dependencia fósil). La OCDE no ha sido capaz de reducir la cuota del gas por debajo del 25% desde 2010 (a pesar del brutal desplome de costes de las renovables en esta década!). Descarbonización, seguridad de suministro y asequibilidad van cada vez más de la mano.
  • El efecto redistributivo de estas medidas es controvertido, y como indican, hay que hacer bien los números. Una subida de impuestos indirectos es (a priori) regresiva, por lo que una reducción no debería serlo. Hace un par de semanas discutíamos en la universidad que una buena opción podría haber sido mantener el nivel impositivo (manteniendo así la señal de precios para reducir demanda, algo imprescindible), y destinar el aumento de recaudación a transferencias de renta a familias vulnerables (e.g. a través del bono social). En mi opinión, esta opción también tiene algunas limitaciones. Por un lado, una política de gasto (transferencia de renta a familias vulnerables) puede ser independiente de una política de ingresos (recaudación de impuestos indirectos): los ingresos pueden proceder de otras fuentes, e.g. capturando parte de los beneficios extraordinarios de las energéticas, o a través de impuestos directos (que son progresivos por definición). Por otro lado, las políticas de gasto e ingreso pueden tener efectos redistributivos contrarios, como podría darse en este caso: transferir rentas a familias vulnerables es claramente progresivo, mientras que aumentar/mantener impuestos indirectos puede ser regresivo (por la inelasticidad de la demanda energética a corto plazo).
  • E hilando con la inelasticidad de la demanda energética, llego a mi última idea: chalecos amarillos y justicia climática. Por mucho que el consumo energético sea superior en rentas más altas (recaudando más en términos absolutos), en términos de equidad (utilidad marginal de contar con un € más en tu presupuesto familiar), mayores impuestos indirectos en combustibles tiene efectos regresivos sobre las familias de rentas bajas/medias y de zonas rurales (así lo concluye el estudio del BC3 sobre la subida de los impuestos al diésel, probablemente el mejor estudio para el caso español). Intuitivamente se puede entender bien si se piensa en una familia de renta baja (que no pueda invertir en un nuevo coche más eficiente o eléctrico) o rural (que no tenga alternativa de transporte público): si necesita su coche para ir a trabajar, por mucho que aumente el precio, lo tendrá muy difícil para dejar de consumir combustible. Esto desató una tormenta ciudadana en Francia con el caso de los chalecos amarillos, y trajo una huelga de transportistas en España que nos dejó sin leche (y algunas cosas más) en los supermercados durante unos días. 
En conclusión, reducir impuestos indirectos en carburantes no ha parecido tener un gran efecto en términos macroeconómicos (la inflación sigue desatada), aunque puede haber sido una buena opción en términos redistributivos (reducir impuestos indirectos sobre carburantes, en el corto plazo, puede ser progresivo). En cualquier caso, otras opciones (adicionales o no) podrían haber mantenido o mejorado los efectos redistributivos (e.g. transferencias a familias vulnerables), mientras se mantenía el nivel impositivo para tener una señal de precio que redujese la demanda de energía (algo fundamental en estos momentos), aunque en contrapartida no ayudaría a reducir la inflación (aunque parece que la reducción de impuestos indirectos tampoco ha ayudado mucho...). Si el aumento de la recaudación por la subida de precios no hubiera sido suficiente para financiar las transferencias, otras opciones podrían haber consistido en la captura de beneficios extraordinarios de empresas energéticas o el incremento de impuestos directos.

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